domingo, 13 de julio de 2014

El "Tercer cine"

Al hablar del “tercer cine” o “cine de tercer mundo” nos  referimos al cine realizado en los países tercermundistas y con un estilo único en lo que respecta al cine el cual se explicará más adelante.

 Fue el periodista francés Alfred Sauvy quien acuñó el término «Tercer Mundo», en los años cincuenta haciendo referencia al “tercer estado” revolucionario de Francia (los plebeyos) frente a la nobleza y el clero, cosa que lógicamente se la hace paralelismo a la existencia de tres esferas geopolíticas: un Primer Mundo capitalista (nobleza); un Segundo Mundo (clero); y por último un Tercer Mundo (plebeyos). Por ende, al tener una determinación geopolítica toda expresión cultural (cine) será denominado de la misma forma.




Una gran influencia para el tercer cine fue el neorrealismo italiano por varios factores; primero fue un proceso facilitado por la inmigración italiana pero también por grandes similitudes entre las situaciones sociales de Italia y de Latinoamérica. La geografía social de Italia, dividida en un Norte rico y un Sur pobre, reproducía con sorprendente exactitud a la situación mundial. El neorrealismo italiano buscaba la representación de la realidad debido a que es un movimiento post-guerra y debían trabajar con lo poco que tenían a la mano, cosa que calza perfectamente con nosotros, debido a que se acostumbró a hacer un cine con las uñas y se pudo lograr la representación de nuestro color y características ante el mundo.




Ahora bien, este cine tercermundista quiere alejarse de los estilos dominantes impuestos (cine de primer mundo) por lo que siguió el camino de crear un estilo propio, el cual está lleno de reflejar la realidad que se vive, desde lo divertido y sabroso de nuestra cultura hasta la miseria y peores momentos de nuestras calles, dicho cine documental se llenó de desgracia, indigencia y pobreza, reafirmando nuestra posición tercermundista ante las otras dos esferas geopolíticas.




En 1947, el crítico de cine brasileño Benedito Duarte expresó en el Estado de Sao Paulo la admiración que sentía por el modo en que los cineastas italianos habían creado una “estética de la pobreza”, empleando técnicas documentales y equipos ligeros para crear un cine técnicamente pobre pero imaginativamente rico. En 1955, Walfredo Pinera se preguntaba en la revista cubana Cine-Guía: “¿Por qué íbamos a querer estudios gigantescos cuando las películas más famosas del mundo se están haciendo en la calle?”.




         Glauber Rocha en su ensayo de 1965, «Estética del hambre» (que también recibió el título de «Estética de la violencia»), reclamaba un cine «hambriento» de «películas tristes y feas», películas que no sólo trata el tema del hambre sino que a además fuesen «hambrientas» en sus empobrecidos medios de producción.  La originalidad de Latinoamérica, para Rocha, era su hambre, y la más noble manifestación cultural del hambre era la violencia. Todo lo que se necesitaba, como rezaba el eslogan, era «una cámara en la mano y una idea en la cabeza».





Con el paso del tiempo y del pensamiento Latinoamérica se decidió quedar con el tema pobre y “hambriente”. No es el hecho de poder o no hacer cine sino de encasillar nosotros mismos al cine tercermundista, esto significa que se sigue alimentando el cliché que tienen las dos esferas geopolíticas sobre los tercermundistas, no se sale del área del confort y es más fácil quedarse en lo pobre y supuestamente original.

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Textos base:
Cine del tercer mundo
Cineastas frente al tercer cine
Muchas tácticas de una estrategia
Stam, Robert. Teorías del cine. “Cine y teoría en el Tercer Mundo”. pp.115-124

                                                 ACTIVIDAD DINÁMICA

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